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El dinero o los pueblos

Ngbe-Bugl

El gobierno panameño volvió a reprimir al pueblo Ngäbe-buglé, que se opone con firmeza a la puesta en marcha de emprendimientos mineros e hidroeléctricos en su territorio. Se trata de un nuevo caso de vulneración de los más elementales derechos de los pueblos originarios. En esta nota, publicada en el periódico "La estrella" de Panamá, los organismos humanistas hacen conocer su opinión sobre esta situación a través de uno de sus miembros.

Panamá, febrero 2012.  Pasan los gobiernos y sus hombres, pero la persecución y la violencia continúan. Esta violencia tiene diversas caras y el Pueblo Ngäbe-Buglé las ha experimentado en carne propia, no una, sino muchas veces. No solo fue vejado físicamente, que es una de las formas más espectaculares de violencia propia del comportamiento prehistórico, sino que fue difamado, incomunicado, irrespetado en su autodeterminación como pueblo, violado en sus derechos humanos y discriminado. Toda cultura tiene el derecho propio de vivir como mejor lo desee, respetando a quienes son diferentes. Toda cultura tiene el derecho a defenderse cuando es atacada por la maquinaria represiva y arrogante de intereses foráneos. 

La lucha de los pueblos originarios no es inherente solo a ellos por los reclamos históricos y las injusticias a las que han sido sometidos, sino que estos derechos y esta lucha son de todo el pueblo panameño. Es necesario tomar conciencia y reclamar justicia para los pueblos originarios y para toda la Nación. Necesitamos tierras cultivables, seguridad alimentaria, energía limpia no contaminante y accesible para todos, y protección de nuestros recursos hídricos. Los bienes minerales del subsuelo nos pertenecen y no deben ser de las transnacionales canadienses o coreanas, ni objeto de negociaciones de los gobiernos de turno, ni ahora ni en el futuro. Esos son nuestros deseos. Sin embargo, el dinero es todo. 

El filósofo y escritor argentino humanista, Mario Rodríguez Cobos, ‘Silo’, anotó en su libro Cartas a mis amigos: ‘El dinero es gobierno, es ley, es poder. Es, básicamente, subsistencia. Pero además es el Arte, es la Filosofía y es la Religión. Nada se hace sin dinero; nada se puede sin dinero. No hay relaciones personales sin dinero. No hay intimidad sin dinero y aún la soledad reposada depende del dinero. Pero la relación con esa ‘verdad universal’ es contradictoria. Las mayorías no quieren este estado de cosas. Estamos pues, ante la tiranía del dinero. Una tiranía que no es abstracta porque tiene nombre, representantes, ejecutores y procedimientos indudables. Hoy no se trata de economías feudales, ni de industrias nacionales, ni siquiera de intereses de grupos regionales. Hoy se trata de que aquellos supervivientes históricos acomodan su parcela a los dictados del capital financiero internacional. Un capital especulador que se va concentrando mundialmente’. 

Luego de los acontecimientos conocidos por todos, es importante reflexionar en aspectos fundamentales de frente a las próxima decisiones que se vayan a tomar en los órganos Ejecutivo y Legislativo, y que nos afectarán a todos. Estas decisiones deberían tomar en cuenta los siguientes principios: 1. Ubicación del ser humano como valor y preocupación central; 2. Igualdad de todos los seres humanos; 3. Reconocimiento de la diversidad personal y cultural; 4. Tendencia al desarrollo del conocimiento por encima de lo aceptado como verdades absolutas; 5. Afirmación de la libertad de ideas y creencias; y 6. Repudio a toda forma de violencia. 

Es necesario abrir un gran diálogo nacional sobre el modelo de desarrollo que queremos para todos como Nación, tomando en cuenta los aspectos mencionados anteriormente. 

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Médico, Presidente de la Comunidad para el Desarrollo Humano y miembro del Movimiento Humanista