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Después de la protesta de la torre: una evaluación de esta experiencia

La protesta que se hizo sobre y abajo de la torre de Via Imbonati, en Milán, ha terminado. La iniciativa alcanzó algunos de sus objetivos: las desastrosas consecuencias de la fraudulenta amnistía de 2009, con 50 mil inmigrantes que se quedan sin permiso de residencia, han sido expuestas claramente.

La protesta también funcionó como "multiplicador de solidaridad": alrededor de la torre creció una enorme red solidaria. En una ciudad como Milán, “distraída” y fragmentada, ¡no es algo que pase  todos los días!

Además, un aspecto clave que caracterizó esta lucha fue el enfoque no violento que desde el principio confirmó el Comité de Inmigrantes de Milán, gracias a la participación de  miembros de Convergencia de las Culturas en ese comité.

Sin embargo desde su preparación esta iniciativa sufrió una notable falta de planificación, además de dificultades de comunicación y coordinación entre los activistas de arriba y abajo de la torre. Esa debilidad se demostró claramente a la hora de evaluar los primeros resultados concretos de la protesta, después de la reunión en la Prefectura de 22/11, y en especial al tratar de decidir cómo proceder.

Durante la reunión de 23 de noviembre los puntos de vista de los participantes se dividieron. La mayoría de la comisión sugirió que ya era hora de bajar de la torre y continuar con otras formas de lucha.

Otros creían que debían continuar con su protesta arriba para obtener el permiso de residencia para todos o al menos para aquellos que más habían acompañado debajo de la torre. Esta opción fue apoyada aduciendo que en pocos días se podrían haber obtenido permisos de residencia para los inmigrantes estafados.

Así se llegó al 2 de noviembre, cuando los dos últimos migrantes bajaron de la torre, dado el preocupante estado de salud de uno de los dos. En ese momento, las condiciones para cerrar de modo seguro la protesta había fracasado, y por desgracia, el joven marroquí fue arrestado y encerrado en un CIE. Esta situación podría haberse evitado si no se apelaba a discursos populistas, personalismos dañinos y extremismos fáciles, que no hacen más que poner en peligro la seguridad de los más débiles.

Ahora que la iniciativa concluyó, queda mucho por hacer. Por un lado, para construir sobre el acuerdo con la prefectura, sacándole a la maquinaria burocrática todo permiso posible. En segundo lugar, continuar el camino de la protesta y la lucha: todos los inmigrantes que viven honestamente y en paz en este país, tienen derecho a un permiso de residencia y todos los hijos de inmigrantes nacidos aquí tienen derecho a la ciudadanía.